Serene Meshel-Dillman es nativa de Nueva York, comenzó su carrera de baile en la Escuela de Ballet Americano. Al crecer en la sombra de George Balanchine, Serene conoce bien la angustia y los desafíos de “Getting to The Nutcracker”.
Después de estudiar en Melissa Hayden’s y en la Escuela Alvin Ailey, el entrenamiento formal de baile de Serene pasó con gracia al Main Street Dance Theater donde obtuvo su título en la Universidad de Vermont.
Un breve periodo en el mundo de la mercadotecnia en la Ciudad de Nueva York provocó un cambio tanto en su carrera como en su ubicación, ya que su amor por el medio visual la llevó de la Costa este al Oeste. Su agudeza profesional combinada con su ojo artístico hicieron que se elevara rápidamente en el mundo de la producción comercial, pero nunca olvidó su primer amor por el ballet. Y después de 20 años de producir comerciales y fotografiar gente, elaborar un documental fue una progresión natural en su dinámica trayectoria profesional.
A través del curso de esta transición, Serene encontró que el proceso de producir y dirigir un documental de largometraje era una prueba única de destrezas tanto organizativas como artísticas. Su capacidad confiable de “nunca aceptar un no como respuesta” le sirvió bien. Serene amaba el reto, la gente que ella conoció e influenció y la recompensa de ver a la historia cobrar vida. Ya está trabajando en su siguiente proyecto cinematográfico y continúa bailando lo más humanamente posible.
Cada temporada de Navidad, el ballet del El Cascanueces (Nutcracker) se presenta en ciudades de todo el mundo. Nos encanta la historia eterna, pero ¿qué se necesita realmente para producir este ballet cada año? La película documental Getting to The Nutcracker te lleva dentro del esfuerzo hercúleo que implica reunir los recursos, reunir a los voluntarios, audicionar a los bailarines, ensayar y la puesta en escena de los espectáculos de este ballet clásico.
La directora Serene Meshel-Dillman, una antigua bailarina en la School of American Ballet y productora comercial de televisión, te muestra una vista íntima y tras bastidores de los bailarines, sus maestros y sus familias. La Escuela de Ballet Marat Daukayev en Los Ángeles, dirigida por la antigua estrella de Kirov, nos permitió grabar todo: las audiciones, las rigurosas horas de entrenamiento y ensayos, la alegría de obtener un papel principal y el dolor de perder uno. Los bailarines de ballet (chicos y chicas de 3 a 18 años) que son presentados son gente apasionada que, con sus familias, hacen increíbles sacrificios de tiempo y dinero solo para que ellos puedan bailar. Lo mejor de todo es que conoces a estos bailarines. Les oyes hablar de sus sueños y compartes sus triunfos e incontables giros inesperados. Lo ves todo, desde talentosos artistas adolescentes con un futuro en la danza hasta los niños más jóvenes emocionados y dulces que se turnan en el escenario.
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